La decisión de reportar o no un asalto sexual a la policía, debe ser tomada por la víctima y nadie más. Es la víctima quien decide si podrá hacerle frente a la tensión que su decisión de reportar la violación le traerá.
Menores de edad que no han sido emancipados por la corte no tienen la misma protección de la ley como los mayores de edad. Si no estás segura de cuáles son tus derechos legales, llama a nuestra línea de crisis disponible las 24 horas.
La mujer que decide reportar un asalto sexual que acaba de suceder, debe llamar a la policía y estar preparada para ir de inmediato a un hospital cercano para que le hagan un examen para víctimas de violación. Este es un examen especial llevado a cabo por personal médico entrenado, para poder reunir evidencia física tocante a la violación sexual. Para conservar dicha evidencia, la víctima no debe de limpiarse de ningún modo antes de este examen.
Cuando una víctima reporta un crimen, la policía en muchas comunidades llamará al Programa de Asistencia para Víctimas y una intercesora de victimas de asalto sexual responderá. Usualmente la intercesora se reunirá en el hospital con la víctima para estar con ella cuando llegue la policía y así apoyarla mientras la víctima hace el reporte. También puede acompañar a la víctima durante el examen médico. La intención de la intercesora es validar los sentimientos y reacciones de la víctima y prepararla para lo que sucederá en el proceso legal. También puede ayudar con otras necesidades de urgencia como llamadas y proveyéndole un cambio de ropa por si la que traía puesta se necesita como evidencia.
Después, la intercesora también puede asistir con la sobreviviente a futuras entrevistas con la policía y otras entidades en el sistema de justicia. La intercesora también puede acompañarla a citas del procedimiento judicial o audiencias del tribunal; si hay una acusación, puede ayudar a preparar a la sobreviviente para el tribunal, inclusive enseñarle pasos básicos como mostrarle la sala de juicio, explicar el proceso de juicio y asegurarle que está bien hacer preguntas.
El apoyo continúa aún después del juicio, con asuntos de compensación y restitución. El personal del Programa de Asistencia para Victimas ayudará a la sobreviviente con el papeleo necesario para recibir la ayuda del Departamento de Justicia de Oregon en el Programa de Compensación para Víctimas de Crimen. Los fondos están para ayudar a solventar los gastos médicos y facturas por consejería y para ayudar a compensar la pérdida de ingresos a consecuencia del crimen.
Para obtener más información acerca del Programa de Compensación para Víctimas, vea la sección Compensación para Víctimas de Crimen.
Aunque ha habido grandes mejoras en años recientes en cuanto a cómo el sistema de justicia trata a las víctimas de asalto sexual, el proceso todavía será muy difícil para ella. Cuando ella reporta el asalto sexual, sus acciones estarán bajo el escrutinio público. Tanto ella como sus acciones serán criticadas. Tal vez no le crean. Incluso es posible que pase por meses de investigación y procedimientos de corte y al final el violador saldrá absuelto. Aún si es condenado, ella sabe que es muy probable que dentro de poco vuelva a andar libre por las calles.
El presentar una queja criminal contra el violador no es la única manera de hacerle ver las consecuencias de sus acciones. En algunos casos puede ser productivo para la víctima el buscar un remedio civil, en otras palabras, demandarlo por una cantidad de dinero por los daños.
Una demanda civil puede ser contra el violador mismo, pero también puede ser contra otros a quienes de alguna manera se les considere responsables por el crimen, tales como en un motel, cuyas cerraduras inadecuadas permitieron que el violador entrara en el cuarto de la víctima, o la compañía que no revisó el historial del violador antes de contratarlo para trabajar en lugares donde por lo general estaría solo con la víctima.
Como siempre para cualquiera que esté considerando una acción judicial, el sobreviviente de asalto sexual debe decidir si vale la pena demandar, dados los costos financieros y emocionales involucrados.
La realidad financiera es que al menos que la persona a quien se demanda tenga mucho dinero u otros bienes, es poco probable que la víctima puede obtener suficiente dinero por los daños, para cubrir los gastos de la corte; los cuales pueden ser miles de dólares en algunos casos, mucho menos para compensar por la angustia que el ofensor le causó. También puede ser que se le haga difícil contratar a un abogado que siquiera tome el caso, a menos que haya probabilidad de recibir una gran cantidad de dinero y una buena probabilidad de ganar el caso.
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